viernes, 3 de mayo de 2013

20 maig, 1992: mis credenciales como amante del fútbol (Parte 1)




Muchas veces cuando leo a gente opinar sobre fútbol, o de cualquier deporte, me pregunto: “¿cómo y cuando se hizo fanático? ¿Cuáles son sus credenciales?”. Esto lo hago porque es fácil opinar de deporte; al final del día es un tema cultural más de cualquier sociedad. Hasta el que no ve partidos de fútbol más que los del Mundial, o los clásicos, sea por moda o la muchacha que lo hace para “bucearse” al jugador más guapo, todos lo pueden hacer. Pero cuando empiezas a hablar de táctica, técnica, estilos, y que puede necesitar un equipo para mejorar o enderezar su rumbo, no puedes, como dicen los gringos, “talk out of your ass”, o en criollo, hablar paja. Puedes hacerlo, y adornarlo con un vocabulario poético, pero si estas “hablando paja”, serás transparente y nadie te prestara atención. Es por esto que, antes de hablar mi paja sobre fútbol, daré mis credenciales.

Mi primera experiencia con el fútbol no la recuerdo, pero me la contaron. Con un año y medio de vida, pedía a mi tía que me pusiera “México ’86”. Era de lo poco que sabia decir claramente a esa edad, pero reclamar y patalear que me pusieran el canal 2 para ver partidos de fútbol no era normal. Así que mi enamoramiento comenzó, sin yo saberlo, con Maradona. No fui el único, obviamente. Pero el nunca fue mi jugador favorito, ni siquiera fue mi primer ídolo. Eso se lo llevan dos delanteros (y así de fácil me pueden calcular la edad)…

Para Italia ’90, con su gloriosa canción “Una Estate Italiana”, ya era un ser consciente de mis alrededores, y capaz de guardar recuerdos. Y en ese Mundial me impactaron el gran Careca, el “9” de Brasil, y un tal Claudio Caniggia, uno de los delanteros más rápidos que ha habido. En otras palabras, me enamoré del gol, y siempre ha sido mi gran ídolo. Por lo que siempre que jugué al futbol, quise hacerlos. Y por primera vez llore con el futbol: Argentina perdía contra Alemania con ese penal dudoso transformado por Brehme. Había apostado un fuerte con una tía. Creo que mas nunca aposte por el futbol. Aquí les dejo el video de la “Estate”:



Ya en el colegio, jugando futbolito con la “7” de Cani en la espalda, la pasión por el juego solo fue creciendo. Mis primeros puntos, a los 6 años, fueron buscando un balón de futbol en la playa. Siempre me hice líder de los equipos donde jugué, siempre queriendo ordenar y llamar la atención de mis compañeros, lo cual sigo haciendo hoy y hace que sea complicado jugar conmigo. Nunca ha sido por mal, solo que siento que, dentro de la cancha, estoy pendiente de todo aspecto del juego. Por más que veas mucho futbol, el practicarlo frecuentemente te hace tener otra sensibilidad con el juego. Hay sutilezas que solo se aprenden dentro del campo. Un análisis táctico a la distancia es fácil de hacer viendo horas y horas de fútbol, escuchando a otros, inclusive jugando videojuegos. Pero estar dentro de esos 105x68 metros (tomo las dimensiones del Camp Nou) te hacen vivirlo todo un poco distinto. En mi no tan humilde opinión, si quieres hablar de fútbol, tienes que haber jugado fútbol alguna vez en tu vida. Seguramente este equivocado, pero ya se saben las reglas de este espacio.

Y todo esto cambio el 20 de mayo de 1992. Con 7 años y 3 meses, un partido de fútbol alteró por siempre mi amor por el deporte. Y ese amor ha sido compartido, pero nunca superado. Ronald Koeman, en el minuto 111 de la final de la última Copa de Europa, tuvo la brillante idea de hacerme fan del FC Barcelona. Ya había quedado encandilado por el juego, el uniforme, la grada. Ya querían que ganaran contra ese Sampdoria que tenía MUCHO equipo, con Pagliuca, Lombardo, Mancini y Vialli. Con ese tiro libre empezó mi relación de amor no-consanguínea mas larga e ininterrumpida de mi vida, de las pocas, si no la única, que jamás se romperá. Lo dicho: soy culé. Desde ese entonces mis ídolos futbolísticos han cambiado, mi agrado por ciertas selecciones han variado (menos Venezuela y Estados Unidos, la “Vinotinto” y los gringos son mi sangre”), aprendí a amar, hinchar e ir al estadio con mi Caracas FC. Pero el Barcelona ha sido la constante.

Desde ese entonces, muchos jugadores y equipos han influido en el fútbol que me gusta, y han hecho gestas que hacen que el deporte te atrape y no te deje salir. Y por cuestión de comodidad, para ayudar a recordar alguno de esos eventos, paso lista en la próxima entrada del blog.

2 comentarios:

  1. Luis que bonito saber mas de tu relacion con el futbol me identifico contigo en lo del mundial de Italia 90 todavia tengo la imagen de Caniggia era muy peque pero todavia me acuerdo de como corria!! En fin asi es el futbol se apodera de uno y ya no puedes vivir sin el!

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    1. No solo se apodera de uno, sino que es la elección de uno seguir amandolo, y nadie te lo puede cambiar, solo mejorar! Pendiente del proximo post :)

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